Luego de escuchar y observar, la última sesión de consejo donde se trató la problemática de la permanencia de la UNSA en Mollendo, puedo comentar inicialmente que se le fue de las manos al Alcalde Román la mencionada reunión, reza un dicho “La voz del pueblo, es la voz de Dios”, un comentario a parte se merece el papel de los regidores en esta sesión con una pésima actuación, los de la mayoría querían apagar un incendio sin agua, y los de la minoría eran como tener niños jugando con fuego.
Con tantos años como alcalde Miguel Román, no supo manejar esta sesión y sinceramente se observó aires de soberbia repito SOBERVIA que lamentablemente conllevo a los incidentes como su salida abrupta de la casona cultural. También es cierto que la presencia de los dos dirigentes como son José Luis Chapa y Ricardo Quispe, buscan sólo y exclusivamente un protagonismo como “políticos” locales que son (conocida su tendencia izquierdista) y ya los veremos recolectando votos en las siguientes elecciones municipales.
Otra es la participación con todo el derecho de los estudiantes y sus familiares que quieren una universidad nacional como es la UNSA en nuestra provincia, que son maltratados no solamente por la Municipalidad, sino por la Región Arequipa y por la misma universidad. El petitorio era el inicio del año académico de la UNSA en Mollendo y las correspondientes disculpas del alcalde hacia las estudiantes por frases que habría dicho el burgomaestre días anteriores.
Un menudo problema se ganó el alcalde provincial, un consejo de un mollendino de nacimiento y corazón, para el alcalde le recomiendo caminar arduamente como lo realizaba años atrás por modernizar Mollendo, y lamentablemente le ganaron sus nervios, se reflejó una autoridad Soberbia que no se inmutaba con nada, a los regidores que deben leer URGENTE Wen Tzu, El príncipe y Redentores, el primero por Lao Tsé, el segundo por Maquiavelo y el tercero por Luis Alberto Sánchez. El primero versa sobre la ética del gobernante y su comportamiento frente a la multitud, el segundo trata sobre la hipocresía y artimañas que se dan en política y el tercero después del gobierno de Leguía, nuevas figuras políticas y militares pugnan y fracasan en sus pretendidos afanes de redimir el Perú.
A los estudiantes que sigan con su vehemencia de exigir lo que es un derecho de todos, la enseñanza pública, pero que sepan con quien andan, porque flaco favor les hace estar de la mano con los “dirigentes locales” que solamente buscan llevar trigo a su molino, ya que su ideología política los arrastra a ese fin.